La COVID-19 hizo que el mundo se replanteara su forma de afrontar las crisis sanitarias, pero los cambios son demasiado lentos y se tardará años tanto en acabar con esta enfermedad como en estar preparados para futuras amenazas, advierte la última gran evaluación global sobre la respuesta a la pandemia.
El tercer informe del panel independiente de expertos creado con el beneplácito de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para analizar la gestión de la pandemia, es pesimista: estamos igual de expuestos que antes de 2020.
“Si una nueva amenaza sanitaria surgiera este año, el mundo dependería de las mismas herramientas que tenía a finales de 2019”, señaló la exprimera ministra de Nueva Zelanda Helen Clark, que encabezó el panel independiente junto a la expresidenta de Liberia y premio Nobel de la Paz Ellen Johnson Sirleaf.
Al actual ritmo, y con el desvío de la atención que han causado nuevos desafíos como la guerra en Ucrania o la espiral inflacionaria, “podría tardarse años en lograr un fiable sistema internacional que pueda identificar y contener con rapidez una nueva amenaza pandémica, algo que puede aparecer en cualquier momento”, afirmaron.
Las cifras ilustran bien esta falta de avances: en el año transcurrido desde que el panel emitiera sus primeras recomendaciones ha habido 352 millones de contagios de COVID-19 (el doble que los detectados antes de mayo de 2021) y 2.8 millones de muertes (casi el mismo número que había hasta entonces).
Una de las cuestiones en las que ha habido más parálisis es en la equidad de reparto de las vacunas: mientras en los países de ingresos medios y altos el porcentaje de personas con al menos la primera pauta completa supera el 70%, en las naciones de bajos ingresos es de apenas el 12%.
“Año y medio después de lograr el asombroso descubrimiento de las vacunas contra la covid, 2,800 millones de personas en el planeta siguen esperando una primera dosis”, alertó la experta del panel Joanne Liu, expresidenta de Médicos Sin Fronteras (MSF).
El nuevo informe advierte que muchos países no alcanzarán la meta fijada por la OMS de alcanzar un 70% de personas vacunadas en sus territorios a mediados de este año, entre ellos naciones latinoamericanas como México, Bolivia o Paraguay, todas las de África, gran parte del este europeo o gigantes como India y Estados Unidos.
El grupo de expertos, que ya hace un año aconsejaba aumentar la financiación de la OMS, garantizar su independencia y su capacidad de dictar eficaces normas preventivas, señala en este nuevo informe que los avances en este sentido son demasiado lentos.
Por ejemplo, los miembros de la OMS han acordado recientemente aumentar hasta un 50% el porcentaje del presupuesto de la organización sufragado por los Estados, con el fin de hacerlo menos dependiente de donaciones y empresas, pero esta reforma se aplicará progresivamente y no se aplicará totalmente hasta 2030/31.
Del mismo modo, hay pasos hacia la creación de un tratado internacional de preparación ante pandemias o mecanismo equivalente, y para cambiar las regulaciones internacionales de salud con el fin de dar más autonomía a la OMS en caso de emergencia, pero no se espera que se apruebe todo ello antes de 2024, y pasará más tiempo hasta que entre en vigor.
Los expertos piden además acortar el mandato del director general de la OMS a un único periodo de siete años (ahora puede llegar a diez), y que los países destinen anualmente entre 10,000 y 15,000 millones de dólares a programas de preparación para pandemias.
Esas contribuciones, que deberán repartirse de acuerdo con el poder económico de cada país, “no deben confundirse con la ayuda humanitaria, porque este fondo ha de ser para todos, no sólo para los países en desarrollo”, afirmó el colombiano Mauricio Cárdenas, miembro del panel y exministro de varias carteras en su país.
Los expertos también reclaman que la Asamblea General de Naciones Unidas organice un encuentro de alto nivel “para establecer una agenda coherente hacia el fin de la COVID-19 y la gestión de futuras posibles pandemias”, destacó hoy Helen Clark.
“La actual podría y debería ser la última pandemia con efectos tan devastadores, pero para ello se requiere prestarle mayor atención, incluso en un momento en el que el mundo lidia con tensiones geopolíticas, inflación y el impacto del cambio climático”, concluye el informe.
Con informe de EFE