Siria, Libia, Sarajevo, Mosul, Sáhara… Los conflictos en los que dice haber trabajado Marc Vidal son numerosos. Casi todos los importantes en los últimos tiempos. Apoyándose en mapas y fotografías, encandila a alumnos de 3º y 4º de ESO, de bachillerato, de ciclos superiores… El problema es que Marc Vidal ―o Marc Vila― no se llama así. Tampoco trabaja para Reuters, como lo presentan en la mayoría de conferencias. Bajo esa identidad se esconde Albert Cusidó, acusado de estafa con anterioridad. Al menos desde 2016, imparte charlas en centros educativos de toda Cataluña haciéndose pasar por fotoperiodista. La última, el 21 de marzo, en el instituto Santa Eulalia de L’Hospitalet de Llobregat.
Cobró 80 euros, pero en realidad le salió cara. La conferencia llegó a oídos de diversos fotoperiodistas de Barcelona. Un mundo pequeño donde nadie conoce a ese tal Marc Vidal. “He utilizado un nombre que no es mío para preservar mi identidad”, esgrime Cusidó a preguntas de este diario. Defiende que todo lo que cuenta en las charlas lo ha “vivido”, y niega haberse presentado como plantilla de Reuters. “Siempre he dicho que soy freelance”, defiende Cusidó, de 51 años, que admite que nunca ha publicado una fotografía en un medio de comunicación.
El Ayuntamiento de L’Hospitalet ha enviado una circular a todas las escuelas del municipio. “Hemos tenido conocimiento de que una persona se hace pasar por fotoperiodista y ofrece a los centros educativos de la ciudad conferencias remuneradas sobre las situaciones de conflicto y de guerra en el mundo”, reza el escrito. Pide a los colegios e institutos que comprueben la “veracidad de los profesionales” que contratan y que si alguien más ha recibido un ofrecimiento similar, que se lo hagan saber. También han avisado al Departamento de Educación de la Generalitat.
A pesar de que Cusidó lo niega, en la mayoría de las escuelas se lo publicita como fotoperiodista de Reuters. “Se llama Marc Vidal y trabaja desde 1993 en la empresa Reuters”, lo presentaron en octubre de 2019 en el centro Daina Isard de Olesa de Montserrat. En 2016, acudió a la escuela Pinediques de Taradell. Allí, como “fotoperiodista de Reuters”, habló a los alumnos de un ciclo superior de refugiados. Lo mismo que hizo ese mismo año en el instituto Guindàvols de Lleida. O en la escuela de Mare de Déu de Montserrat, en Castellbisbal. En 2017, actuó en el instituto Llobregat de Sallent. El mismo año, el “fotógrafo de la agencia Reuters” acudió al instituto Brugulat de Banyoles. Y al instituto Cirviànum de Torelló. Y a la escuela Sant Martí, d’Arenys de Munt. En 2018, fue en el colegio Claret de Valls donde el “fotoperiodista de la agencia Reuters” analizó una “cuarentena de fotografías de impacto mundial, algunas hechas por el mismo Marc Vidal”. En marzo de 2020, impartió cuatro clases en el instituto Josep Vallverdú, de les Borges Blanques. En noviembre de 2021, dio un taller completo en el instituto Francesc Macià de Cornellà sobre como “interpretar imágenes”. “Conducido por el fotoperiodista Marc Vila, que ha trabajado para la agencia Reuters, cubriendo numerosos conflictos alrededor del mundo”, dice el resumen de la charla, colgado en el blog del centro. Una presentación similar a la de la escuela jesuita de El Clot, en marzo de 2021 en Barcelona. La agencia de noticias es taxativa: “Esta persona no trabaja para Reuters y no tiene ninguna relación con la empresa. Estamos investigando el asunto y tomaremos las medidas necesarias”, aseguró el viernes una portavoz de Reuters a este diario.
En las presentaciones, algunas escuelas añaden que Marc Vidal es miembro de la “Asociación de Fotoperiodistas de Barcelona”. Una organización que no conocen en el Colegio de Periodistas de Cataluña, ni el sindicato de la imagen UPIFC. La entidad consta inscrita desde 2003 en el registro del Departamento de Justicia de la Generalitat. La única referencia en internet la ubica en campus universitario de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), con un teléfono que no funciona. La UAB asegura que allí no tiene sede.
En la residencia de estudiantes de la UAB empezó la relación conocida de Cusidó y el fotoperiodismo, que acabó con una denuncia grupal de una treintena de personas por estafa en 2015. La universidad confirma que Cusidó tenía alquilado un local en la residencia, donde dio vida a Kevlar Fotoperiodistas y Reporter Academy, dos marcas con las que Cusidó, nacido en Sabadell, se dedicó a organizar viajes a periodistas, futuros periodistas, o incluso aficionados a la fotografía, principalmente a Bosnia y el Sáhara. Valiéndose del paraguas de la UAB, de la que en realidad no formaba parte, popularizó los cursos. También impartió algunas charlas en talleres y másteres de periodismo de la universidad. Y en al menos tres ocasiones invitó y utilizó como reclamo para sus viajes al fotoperiodista Gervasio Sánchez.
“No me lo puedo creer”, se lamenta, muy enfadado, Sánchez, al enterarse de un nuevo posible engaño de Cusidó. Gervasio fue quien denunció públicamente en 2015, mediante una larga carta, la estafa de Cusidó a una treintena de personas que pagaron por unos cursos que no se hicieron. Uno de ellos es Iván Pérez, actualmente realizador. Pérez viajó a Bosnia con Cusidó. Eran cursos baratos y divertidos, recuerda Pérez, en los que se aprendía. Y decidió repetir varias veces. “Por aquella época [Cusidó] ya daba charlas y clases en institutos”, explica Pérez. Cuando de repente los viajes empezaron a suspenderse, Cusidó “dejó de contestar a los teléfonos y los correos”. Se esfumó. Lo denunciaron por un pufo de 18.000 euros. “Después de mucho esfuerzo, nos dimos por vencidos”, cuenta Pérez. Nadie ha recuperado el dinero. En la residencia de estudiantes de la UAB, después de una década, dejó de pagar el alquiler del local, y nunca más apareció, asegura un portavoz de la universidad.
El fotógrafo Jordi Martí fue quién más trabajó con Cusidó. “Albert no ha publicado nunca ninguna foto en ningún sitio porque no hace fotos. No va nunca con una cámara”, asegura Martí, que describe a Cusidó como una persona con carisma, un excelente orador, lleno de ideas. En los cursos, Martí se encargaba de los talleres de fotografía y Cusidó organizaba los viajes. “Tenía muchos contactos, pero era todo muy caótico. Por ejemplo, si íbamos en una furgoneta nueve personas, en la que solo podían ir siete, pues dos cruzaban la frontera a pie”, explica. “Todo era bastante ilegal”, añade, en cuanto a permisos, seguros y demás requisitos formales para esos viajes. Pero Cusidó reconvertía cualquier problema en un ejercicio para que los alumnos aprendiesen a buscarse la vida. Cuando “desapareció” con el dinero de los estudiantes y de la compañía de autobuses que los trasladaban, la gente reclamó a Martí. “Como si yo también hubiese hecho lo mismo”, lamenta, y asegura que él fue un estafado más, que pecó por joven e inexperto. Martí, a través de una empresa propia, sigue organizando cursos similares. “Pero todo en regla, con contratos y seguros”, aclara.
Cusidó aseguró el viernes a este diario que ya no va a continuar dando conferencias en centros educativos. “Pongo fin a esta etapa”, afirmó, no sin antes defender que algunos centros escolares, en los que impartía charlas antes de la denuncia por los viajes suspendidos, sabían su nombre real. “Y sí, perjudiqué a mucha gente, pero también ayudé a mucha más. Pero ahora no están. Si lo hubiese podido solucionar, lo habría hecho”, se defendió sobre lo ocurrido en 2015. “No me siento nada orgulloso. Y aún quiero reparar, y tengo la intención de hacerlo, el mal hecho”, añadió. “No soy un monstruo”, sentenció.