Luego de que se revelara en la columna de Claudio Ochoa Huerta en EL UNIVERSAL que Martín Borrego Llorentesimuló un evento diplomático en el MUNAL para festejar su boda, el exfuncionario de la SRE presentó su renuncia a la Semarnat, donde se desempeñaba como Coordinador de Contacto con la Ciudadanía.
El pasado domingo 8 de diciembre, Claudio Ochoa Huerta reveló en su columna “Miocardio” el texto titulado “La (no) boda fifí en el MUNAL” la realización de un presunto acto diplomático que resultó ser la fachada para festejar la boda de Martín Borrego Llorente, exfuncionario de la SRE y hoy comisionado de la Semarnat.
Ochoa Huerta señala en su columna que “a mediados de septiembre, los trabajadores del imponente y bellísimo Museo Nacional de Arte, ubicado a una cuadra de Bellas Artes, y donde se exhiben obras de artistas como Tolsá, Rivera, Kahlo y Siqueiros, recibieron la noticia de que el 4 de octubre habría un evento de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Los directivos del museo dijeron que se trataba de un acto diplomático, a petición de la oficina encabezada, en ese entonces, por Alicia Bárcena, actual titular de Semarnat”.
Señaló que llegada la fecha, “el supuesto acto diplomático resultó ser la fachada para festejar la boda de Martín Borrego Llorente, quien un par de días atrás, antes del cambio de gobierno, era el Jefe de Oficina de la SRE, y hoy comisionado de Semarnat”.
Borrego Llorente es un integrante del Servicio Exterior Mexicano que tuvo un ascenso meteórico en la cancillería, auspiciado por la propia Bárcena, pero envidiado por otros miembros de carrera que consideraban que no tenía los méritos suficientes.
A través de sus redes sociales, el columnista mostró un video del brindis de la boda en donde señala que al final sale el esposo de Martín Borrego mostrando el anillo, acompañado de muchos funcionarios que no tendrían nada que hacer en un supuesto acto con Rumania.
El día del evento, 70 invitados, casi todos diplomáticos y de la más entera confianza de la pareja, incluida Alicia Bárcena, llegaron al MUNAL, después de una misa en la Capilla de los Ángeles, de la Catedral de la CDMX.
En el evento “hubo cócteles y vino, no era boda. Hubo bocadillos, no era boda. Hubo arreglos florales, no era boda. Hubo sesión de fotos de los novios, no era boda. Hubo felicitaciones por parte de los invitados, no era boda. Hubo misa, no era boda”, señala Claudio Ochoa Huerta en su columna.