A medida que se acerca la elección presidencial del 5 de noviembre en Estados Unidos, las autoridades han alertado sobre una creciente amenaza de interferencia extranjera, proveniente de países como Rusia, Irán y China. Según un informe reciente del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), estos países estarían utilizando inteligencia artificial (IA) generativa y otras tácticas para sembrar desinformación y discordia en el proceso electoral.
Manipulación con IA generativa
El informe destaca cómo Rusia ha intensificado sus esfuerzos para dividir a la población estadunidense. Utilizando IA generativa, los actores rusos han creado sitios web falsos que imitan a medios de comunicación estadunidenses legítimos, con el objetivo de amplificar diversar narrativas, especialmente relacionadas con la inmigración. Estas tácticas buscan exacerbar las tensiones en un país ya polarizado por temas sociales y políticos.
Por otro lado, Irán también ha incrementado sus actividades de influencia extranjera. Según el DHS, actores iraníes se han hecho pasar por activistas en redes sociales para promover protestas relacionadas con el conflicto en Gaza. Este tipo de maniobras demuestra la creciente sofisticación de las estrategias de Irán para influir en la opinión pública estadunidense.
Elecciones bajo amenaza
Las elecciones presidenciales de este año, que enfrentan a la actual vicepresidenta demócrata Kamala Harris contra el exmandatario republicano Donald Trump, son vistas como un terreno fértil para la interferencia extranjera. La contienda electoral, ya marcada por la polarización, podría ofrecer oportunidades para que estos actores internacionales intenten socavar la confianza en el proceso democrático y debilitar la cohesión social en el país.
El DHS anticipa que Rusia, Irán y China emplearán tácticas subversivas y coercitivas para desestabilizar la confianza de los votantes en las instituciones democráticas estadunidenses.
Amenaza interna
El informe también advierte sobre la amenaza de extremistas violentos domésticos, quienes podrían intentar perturbar las elecciones mediante actos de violencia. Estos individuos, a menudo motivados por agravios raciales, religiosos o antigubernamentales, representan un peligro significativo para la seguridad de los votantes y trabajadores electorales.
En este contexto, la combinación de amenazas extranjeras e internas resalta la complejidad de los desafíos que enfrenta Estados Unidos en su esfuerzo por garantizar unas elecciones seguras y transparentes.