La baja incidencia de cáncer de pene deriva en la poca información sobre este padecimiento. Según la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de la OMS, en México se diagnosticaron sólo 696 nuevos casos de esta enfermedad en 2020.
“Tenemos registros deficientes por tratarse de una afección rara. En México, los institutos o grandes hospitales registran de tres a cinco casos al mes y de éstos, se operan uno al mes o cada dos meses. No todos los pacientes son candidatos a tratamiento porque llegan en estadios avanzados debido a las características de la enfermedad, muy agresiva y compleja”, explicó Román Romero Villegas, médico cirujano, urólogo y académico de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza.
De acuerdo con el universitario, el cáncer de pene tiene una fuerte asociación con la presencia de virus, sobre todo del VPH (virus del papiloma humano), pero no puede afirmarse que ésta sea la causa principal, pues el tabaquismo y la mala higiene de pacientes no circuncidados son los principales factores de riesgo.
También influye el haber estado con múltiples parejas sexuales sin protección. “El hombre siempre padece de infecciones de transmisión sexual o infecciones asociadas a su pene, en especial durante la juventud. La mayoría de las veces dichas lesiones desaparecen en menos de una semana con antibióticos o desinflamatorios. En el caso del cáncer de pene no es así, pues dichas lesiones son recurrentes pese a los tratamientos y eso debe tomarse como una señal de alarma”, dijo.
A decir de Romero Villegas, el padecimiento suele presentarse en varones que rondan los 60 años, quienes en su mayoría acuden al médico, con la enfermedad ya en etapas avanzadas debido a que no acudieron antes con especialistas por estigmas sociales y culturales.
“Seguimos sin educación. No tenemos la cultura de revisarnos, explorarnos ni de notificar a las personas cercanas de que algo nos pasa. Es un asunto de ignorancia, además de que el mexicano es macho y piensa que es normal o que sanará por milagro, pero eso no es así”.
De acuerdo con el académico, el cáncer de pene es letal y aunque hay tratamientos como la amputación oportuna, siempre existe la posibilidad de que, tras la intervención, la enfermedad regrese. Otras técnicas quirúrgicas son menos efectivas y presentan complicaciones que dan a los pacientes mala calidad de vida.
“Se trata de una opción muy invasiva. Cuando los pacientes escuchan que se les realizará una penectomía parcial o total, muchas veces dicen, no, yo no deseo tratarme y abandonan el tratamiento. Esto los lleva rápidamente al agravamiento y a la muerte”.
Ante este panorama, el urólogo recomienda ante todo la autoexploración, que no es privativa de un género. Hay que conocer y reconocer cuando algo anda mal en el cuerpo y dejarle en claro a los menores de edad que sangrar o tener lesiones que molestan no es normal.
“Siempre que vean una lesión que no está bien, que algo está modificado en su función urinaria o sexual, es preciso acudir a valoración con un especialista. Hacerlo evitará cáncer en etapas avanzadas”, señaló el médico, y subrayó lo crucial de no desatender ningún síntoma ni esperar un sangrado o disfunción.
“Muchas veces, cuando los sujetos deciden atenderse, ya han pasado meses o años y es demasiado tarde”, advirtió.