Más allá de empresas legales con dudosa ética, han aparecido múltiples estafas que se aprovechan del desconocimiento y la desesperación de la gente
El mercado actual suele ofrecer múltiples opciones a la hora de tener que pedir un crédito. Son muchos los bancos y financieras que ponen su dinero a disposición de sus clientes a cambio de un interés.
Sin embargo, muchas de estas entidades que podríamos denominar como “tradicionales” piden una serie de requisitos que suele limitar el acceso a financiación a una gran parte de la población. Estas limitaciones, sumadas a la desesperación de algunas personas por contar con dinero rápido, ha provocado que aparezcan compañías de dudosa procedencia ofreciendo condiciones ideales y sin límites para acceder a un préstamo.
Desde líneas de crédito para personas con bajos (o nulos) ingresos, hasta para quienes tengan un historial crediticio negativo en el Buró de Crédito, estas financieras buscan llegar a todos aquellos quienes han quedado fuera del sistema financiero tradicional.
Ahora bien, ¿dónde está la trampa? En primer lugar, existen algunas financieras que, a cambio de estas condiciones casi milagrosas, cobran en compensación tasas de interés desorbitadas que triplican o cuadriplican las tasas del mercado tradicional.
En ellas, incluyen costosos seguros de impago, lo cual encarece las cuotas a pagar. Está claro que esto lo hacen para protegerse de posibles incumplimientos, principalmente de aquellas personas con bajos recursos que no pueden afrontar la devolución de un préstamo durante un período de tiempo prolongado.
Nuevas estafas y cómo evitarlas
Más allá de estas empresas, que podríamos considerar legales, aunque de dudosa ética, han aparecido múltiples estafas que se aprovechan del desconocimiento y la desesperación de la gente.
Estas supuestas compañías crediticias ofrecen condiciones casi milagrosas como tasas bajas, sin ingresos mínimos, sin necesidad de presentar avales ni garantías, sin necesidad de tener historial crediticio positivo, y muchas más. Sin embargo, para poder autorizar la liberación de los fondos, estas “empresas” piden a sus clientes que paguen un adelanto en concepto de gastos administrativos y tributarios.
Por supuesto, una vez que el solicitante paga este adelanto, los estafadores desaparecen y escapan con el dinero. Se han reportado en México múltiples estafas con este mismo accionar, por lo que es recomendable seguir estos consejos para evitar ser víctima de un fraude de créditos:
- Nunca depositar adelantos de ningún concepto. Para gastos administrativos las empresas suelen descontar del dinero entregado, sin necesidad de realizar anticipos.
- Solicitar préstamos SOLO a empresas que estén legalmente constituidas y que estén reguladas por las autoridades correspondientes.
- Buscar referencias de clientes anteriores ya sea en internet o en círculos de conocidos.
- Nunca confiar en empresas digitales que sólo tengan presencia virtual y no estén reconocidas por las autoridades estatales.