0

Morir en el Edomex: pierde la vida atropellada y tardan horas en levantar su cuerpo

Share

Bajo el abrasador rayo de sol, varias fueron las personas que detuvieron sus actividades cotidianas para observar el cuerpo tendido sobre el asfalto de una mujer que acaba de ser atropellada, por una moto que fue abandonada metros adelante.

Por más de cuatro horas, permaneció el cuerpo sin vida de la mujer tendido en el piso sobre un charco de sangre que, debido al sol, ya se había secado y había hecho que la sábana que le habían colocado se pegara al piso.

Cuando finalmente los elementos de Investigación Forense y Servicios Periciales del Edomex arribaron al punto, descendieron de su camioneta y le pidieron a los oficiales de tránsito que resguardaban la escena que retiraran su patrulla.

Los peritos colocaron sus equipos y se pusieron sus batas blancas. De inmediato comenzaron a realizar las mediciones y a marcar los indicios de la zona, mientras los curiosos expectantes esperaban el momento en que destaparían el cadáver de la mujer.

Cuando llegó el momento en que el personal de la Fiscalía mexiquense levantó la sábana, la colocaron, como se le dice en el argot policiaco, de “torero” por lo que no se podía ver a la persona que ya yacía sin vida sobre el asfalto, pero luego la quitaron por completo y se pudo observar el cuerpo inerte detrás de la motocicleta.

Un día normal

El martes 26 de septiembre en la frontera del municipio de Coacalco en sus límites con Tultepec, cerca de las 10:00 de la mañana, hubo el reporte de una mujer arrollada frente a la zona de los Juzgados Civiles sobre los carriles centrales de la carretera Coacalco Tultepec, perímetro de la Colonia Bosques del Valle. La gente habló: el percance había ocurrido desde las 07:00 horas, muy cerca del Centro Social ”Los Sabinos” y personas que habían acudido a su consulta observaban con tristeza y asombro lo ocurrido.

Foto: Luis Barrera | La Prensa

Muy cerca del sitio se encontraba un tianguis y las personas que terminaban de hacer sus compras cruzaban cerca del sitio acordonado y resguardado por las autoridades tratando de mirar el cuerpo sin vida.

La poca sombra que se formaba bajo los árboles que se encontraban sobre la banqueta, estaba repleta de gente que esperaba atenta la llegada de los Servicios Periciales.

Entre ellos platicaban y molestos mencionaron “ese paso peatonal, y para sillas de ruedas, que hicieron a la mitad del camino, es peligroso, porque los autos o las motos siempre circulan a exceso de velocidad”.

La barda que provoca accidentes

A escasos metros del cadáver de la mujer que estaba cubierto por una sábana sobre el camellón que divide los carriles, se colocaron por parte del gobierno municipal bardas de concreto pintadas de color rojo donde se delimita el comienzo y el final del municipio de Coacalco, que los vecinos de la zona refirieron que desde que las construyeron muchas veces ocurren accidentes pues no dejan ver a los vehículos que se acercan a alta velocidad.

Las horas pasaban y el esposo de la mujer llegó al sitio y con una cara de tristeza absoluta y con lágrimas en los ojos aún incrédulo de que se tratase de la mujer que amaba, preguntó a un oficial que rápidamente le confirmó su identidad, por lo que se soltó a llorar desconsolado.

Familiares llegaron a zona para abrazar al hombre que no paraba de llorar, mientras una joven mujer era detenida por un joven alto de gorra para que no cruzará la cinta amarilla, pues gritaba que ella quería verla.

Una adulta mayor que caminaba hacia su casa con una bolsa de plástico color naranja en la que llevaba las frutas que acababa de comprar preguntó curiosa sobre porqué había policías y una cinta.

Cuando se enteró de lo ocurrido, no pudo evitar soltarse a llorar y con una voz entre cortada, rezó un padre nuestro, se persignó y tras pedirle a dios que se llevara el alma de la mujer con él, se retiró del lugar.

Vecinos de las víctimas y habitantes de la zona que los reconocieron se acercaron a ellos para tratar de consolarlos, pero solo escuchar unas palabras volvían a llorar abatidos.

Los peritos realizaron el levantamiento del cuerpo y mientras la subían a la camilla la gente admiraba el proceso de su trabajo y la familia solo podía abrazarse.

Cuando las puertas de la camioneta de la fiscalía cerró sus puertas, los curiosos se dispersaron y la vida continuó en la frontera de Coacalco y Tultepec, cómo si nada.