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Nuevas variantes del COVID-19: ¿cuánto deberíamos preocuparnos?

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Una variante recientemente identificada y altamente mutada del virus que origina el COVID-19 ha alertado a naciones alrededor del mundo. Las autoridades sanitarias y los científicos se afanan en determinar su alcance y cómo afectará la inmunidad humana.

Esta variante, designada como BA.2.86 y coloquialmente llamada “Pirola” por los entusiastas de las redes sociales que siguen la evolución de las variantes, presenta una notable cantidad de cambios: alrededor de 30 modificaciones de aminoácidos en su proteína espiga en relación con la subvariante BA.2 de ómicron, su antecesora directa. 

Su nombre proviene de un asteroide descubierto en 1927 y que también coincide con la familia de plantas herbáceas Pyrola, que tienen en común sus tallos largos y finos y sus hojas perennes.

¿Cuán peligrosa es BA.2.86?

Si bien todavía es prematuro establecer conclusiones sobre la gravedad o transmisibilidad de esta variante, ya están trabajando en cultivarla para someterla a pruebas con anticuerpos humanos.

Por el momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha catalogado como una “variante bajo vigilancia”, una etiqueta que insta a los países a monitorear y comunicar cualquier secuencia detectada. Si esta variante resulta ser más peligrosa o elude las actuales vacunas o tratamientos, podría ser reclasificada por la OMS a la categoría de “variante de interés” o “variante de preocupación”, aunque, hasta ahora, la OMS no ha asignado ninguna variante a esta última clasificación.

Hasta ahora, solo se han reportado seis secuencias de BA.2.86 en cuatro países. Sin embargo, los especialistas en salud pública temen que existan muchas más, dada la reducción en el seguimiento global de las variantes. El hallazgo inicial fue en Israel, pero pronto Dinamarca, Estados Unidos y el Reino Unido informaron de casos similares.

La principal incógnita es determinar si BA.2.86 será altamente transmisible.

¿Las nuevas variantes son más peligrosas?

Aunque las visitas a urgencias y las hospitalizaciones en Estados Unidos siguen siendo bajas, han estado aumentando desde principios de julio, según datos de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Sin embargo, hasta ahora, los médicos han informado que los pacientes atendidos en las últimas semanas, mientras se propagaba la variante Eris, no están tan afectados como los de olas anteriores.

Una mayor propagación de BA.2.86 probablemente generaría más enfermedad y mortalidad en poblaciones vulnerables, aunque todavía es prematuro saber si causará una enfermedad más grave.

De hecho, un problema sobre la percepción del riesgo, tanto para bien como para mal, sea precisamente la moda de poner nombres a estas nuevas variantes. Los clasificadores de variantes, liderados principalmente por Ryan Gregory, profesor de Biología en la Universidad de Guelph en Ontario, anteriormente habían adoptado nombres de criaturas mitológicas, tales como “Triton”, “Cerberus”, “Kraken”, y más recientemente “Arturo”, “Eris” y “Fornax”.

Pero, a pesar de estas denominaciones, es importante destacar que desde la identificación de la variante ómicron en Sudáfrica en noviembre de 2021, el virus del COVID no ha presentado mutaciones particularmente alarmantes.